miércoles, 28 de enero de 2015

Cuatro cuadros: prolegómenos míticos a la guerra de Troya

Esta mañana en clase nos informamos sobre aquellos mitos que, remontándose a las bodas de Tetis y Peleo (padres de Aquiles), explican el origen de la guerra de Troya, sus antecedentes y las circunstancias que rodearon aquella gran empresa en sus preliminares.

Jacob Jordaens, Bodas de Tetis y Peleo


Abajo, en archivo, encontraréis el esquema que nos proponemos seguir en el estudio de cada cuadro.

El acceso a "links" también puede hacerse por medio de los hipervínculos que pongo junto a los cuadros en esta entrada.

Pedro Pablo Rubens, El juicio de Paris.

¡No olvidar que la investigación sobre el cuadro que os ha correspondido debe entregarse a la profesora el próximo martes, día 3 de febrero!

Interesante escena de travestismo, ¿recordáis? (el video que vimos en clase lo tenemos aquí).

Pedro Pablo Rubens, Aquiles entre las hijas de Licomedes

Pero más interesante todavía el ardid del astuto Odiseo para desenmascarar a Aquiles, hijo de Peleo, disfrazado de jovencita. Dicen que éste había tomado el nombre femenino de Pirra, que en griego significa "pelirroja". ¿Tal dato era conocido por Rubens y su joven discípulo Van Dyck, los artistas que pintaron este cuadro? ¡Sin duda! Pues fijaos: ¿de qué color fue el pincel elegido para el cabello de Aquiles?



Ifigenia, la hija de Agamenón, fue salvada "in extremis" por la diosa Ártemis, compadecida de la inocente doncella. Sin embargo, su madre Clitemnestra no podrá perdonar a Agamenón que consintiera en sacrificar a la propia hija.

Sebastián Bourdon, El sacrificio de Ifigenia

En clase vimos cómo Clitemnestra asesinaba a su marido al regresar de Troya, en connivencia con su amante Egisto [video aquí]. De este modo, los pequeños Electra y Orestes quedaban destinados a culminar una gran tragedia familiar: Orestes asesinará a su propia madre en venganza por el asesinato de Agamenón. 

Pero eso ya lo cuentan los autores de tragedia...



sábado, 24 de enero de 2015

En Rojo y Negro: Vida y Muerte entre los Griegos

El pasado mes de noviembre los alumnos de Cultura Clásica del Sapere Aude realizaron una actividad didáctica que tenía como objetivo fundamental la realización de una visita al Museo Arqueológico Nacional guiada por ellos mismos.

Se realizaron agrupamientos de tres alumnos (uno con dos) y se facilitó a cada grupo imágenes de las muestras que luego se encargarían de explicar a sus compañeros durante la visita al M.A.N, establecida para el día 25.

La primera fase del trabajo consistió en una investigación sobre los objetos elegidos. Hubo que dedicarse, pues, al copio de datos a través de Internet (dos sesiones en Sala de Informática) y los grupos procedieron luego a elaborar la información recabada cumplimentando por escrito una "ficha técnica" para cada muestra arqueológica, que llamamos "Informe de la Investigación".

Una vez realizado el "Informe", los alumnos se sintieron ya dispuestos a exponer en voz alta, en el propio Museo y a pie de vitrina, los resultados de su investigación. Visitamos la Sala de Grecia del M.A.N y, de expositor en expositor, los alumnos se turnaban en la presentación y aclaración de los datos más significativos de las muestras elegidas.

Adjunto abajo el modelo del mencionado "Informe de la Investigación" así como las rúbricas que sirvieron a la profesora para evaluar la actividad didáctica.

Pero sin duda la gran sorpresa es el video que viene a continuación. En él aparecen las imágenes de la muestras que explicaron los alumnos en el curso de nuestro itinerario por la Sala de Grecia. Las transiciones entre imágenes se articulan mediante textos de la literatura griega relacionados con el tema, tal y como se requería en el "Informe de la Investigación".


Espero que hayáis disfrutado mucho del vídeo, tanto como de la bonita experiencia de nuestra salida extraescolar al Museo Arqueológico Nacional. Por cierto: la profesora sigue esperando la crónica de aquella experiencia redactada por alguno de vosotros.

martes, 20 de enero de 2015

Grecia en la Época Oscura: ¡Suerte en la lotería de la vida!

Esta mañana, los alumnos de Cultura Clásica del Sapere Aude han realizado en el aula un ejercicio de lectura comprensiva sobre un texto. Se trataba de las páginas 24 y 25 del libro Héroes viajeros. Los griegos y sus mitos, del gran historiador del mundo clásico Robin Lane Fox (en la traducción castellana de la editorial Crítica, Barcelona, 2009).  Nuestra lectura se acompañaba de una serie de cuestiones que buscaban verificar si el alumno había entendido correctamente el texto (ver documento al final).

Mañana lo desvelaremos.

Ahora sólo una breve reflexión.

Robin Lane Fox nos presentaba sus dudas a la hora de emprender una investigación sobre una etapa tan “oscura” de la historia de casi siempre brillante Hélade. Ciertamente que se ha quedado con ese apelativo, el de “oscuro”, el período que se extiende desde el fin de la civilización micénica hasta el inicio de la época arcaica (desde finales del 1200 hasta comienzos del siglo IX a. C.).

Llueven, pues, objeciones sobre el historiador que se empeña en investigar un período tan sombrío. Lúgubre, en verdad: la esperanza de vida era muy baja (los adultos solían morir entre los dieciséis y los cuarenta años); una minoría dirigente explotaba a una minoría que no desafía al poder; no había rastro de derechos humanos, sólo hedor (¡sin desagües!) y dolor (¡sin analgésicos!), por no hablar del sexismo insidioso (¡con Pandora destapando las desdichas de su caja!).

Y lo peor, como bien expone Lane Fox, es que los restos hallados en las excavaciones arqueológicas revelan una altísima mortalidad infantil y alarmantes deformaciones, lesiones y deterioros en huesos, dentaduras y esqueletos (así en Lefkandi, en la isla de Eubea, entre 1000 y 750 a. C.; y en las necrópolis de San Montano en la isla de Ischia, del 770 a. C.).


Impresiona conocer que las enfermedades degenerativas en los huesos aparecen entre los trece y los veinticuatro años. Y conmueven las cifras. De los cuarenta esqueletos hallados en Pidna (costa del sureste de Macedonia) sólo dos eran mayores de cuarenta y cinco años. Y hablando de San Montano (cito textualmente): “la población de la necrópolis se divide más o menos en un tercio de adultos y dos tercios de preadultos”, el 27 por 100 de los cuales eran criaturas, “a menudo recién nacidos o mortinatos”. El único remedio contra una muerte prematura, dice el autor del texto, era “tener suerte en la lotería de la vida”.

En efecto, las perspectivas de longevidad eran mayores para los que superaban el grave riesgo de la altísima mortalidad infantil. Pero luego había que tener la suerte de salir con vida, las mujeres de peligrosos y numerosos partos, y los varones de crueles y frecuentes guerras. 

En época tan oscura “faltaban incluso pequeñas comodidades muy significativas: no había azúcar, ni chocolate ni pianos”, reflexiona Lane Fox. Bien cierto. ¿Qué endulzaría la vida a los individuos de la Época Oscura? Jamás experimentaron esa satisfacción íntima que produce la escucha de esa relajante melodía desgranada por un piano? ¿Cómo animarse, entonces, sin el estimulante chocolate? ¿Acaso puede el organismo vivir sin la blanca energía suplementaria del azúcar?
Jóvenes del Sapere Aude: ¿Se puede necesitar lo que uno ni siquiera conoce?


Y una posible corrección:

martes, 13 de enero de 2015

"Voces petrificadas": Una actividad de lectura creativa

RECREAMOS LA HISTORIA DE UN “INVISIBLE” DE ROMA A PARTIR DE TEXTOS

PROCEDIMIENTO DE LA ACTIVIDAD DIDÁCTICA
(2 sesiones de clase en Biblioteca)

1.    Hacer una lectura en voz alta por grupos.

2.   Recrear imaginativamente la historia de un “invisible” de Roma eligiendo tres textos de los seis: hay que partir del personaje del “texto de inicio” y acabar con el personaje del “texto final”.

3.   Redactar la historia enlazando los textos elegidos de forma coherente y lógica de acuerdo a la realidad histórica que conocemos sobre el hombre y la mujer común del Imperio.

4.   Leer en voz alta ante la clase la narración elaborada intercalando textos y redacción: el grupo 2 comienza donde acaba el grupo 1 y el grupo 3 donde acaba el grupo 2.

5.   Elegir por votación la historia más interesante; la historia más elegantemente escrita; la historia más imaginativa y original.


Todos los textos usados para la elaboración de la actividad didáctica están tomados del libro de Robert C Knapp: Los olvidados de Roma, en la traducción al castellano de la editorial Ariel (2011), remitiéndose a las páginas en todos los casos)

Para no "perderos", leed bien estas instrucciones:

El grupo debe leer en voz alta TODOS los textos que aparecen en la fotocopia (ocho en total), turnándose para que todos los alumnos del grupo tengan ocasión de hacerlo.

Se parte del personaje del “Texto de inicio” y se acaba con el personaje del “Texto final”; la relación entre ambos tenéis que inventarla, para ello debéis idear sucesos y personajes, entre los cuales es preciso incluir tres de los seis textos que aparecen en la fotocopia: hay que narrar dichos sucesos y caracterizar dichos personajes en un texto bien redactado que vaya ligando los textos elegidos de manera coherente.

Un buen trabajo requiere imaginación y variedad, redacción correcta y verdad histórica.

Para acabar, se pedirá a tres de los seis grupos que lean en voz alta, en orden sucesivo, el conjunto de su narración, la cual incluirá los textos seleccionados y la redacción escrita.

Se calificarán TODOS los trabajos.

Las mejores historias se publicarán en Entradas de este Blog.

Aquí os pongo un archivo con los textos seleccionados


domingo, 11 de enero de 2015

Los olvidados de Roma

Apasionante la lectura del libro Los olvidados de Roma de Robert C Knapp (Ed. Ariel 2011).

El autor se adentra en la vida cotidiana de la gran mayoría de la población del Imperio romano, aquellos que paradójicamente han sido siempre considerados los “olvidados" o los “invisibles” debido a que las fuentes literarias latinas, escritas por miembros de las élites, no se ocupan de ellos; el motivo: una real y soberbia falta de interés por sus vidas sombrías.


Es por ello que el autor de Los olvidados de Roma ha tenido que buscar información sobre la gente corriente del Imperio sobre todo en inscripciones y papiros, allí donde se dejan oír las voces mismas de los “olvidados”. Otro tipo de fuentes estudiadas son el arte tipo graffiti o las imágenes sepulcrales, así como material arqueológico no artístico.

Según los datos que aporta Knapp, en la sociedad romana, fuertemente jerarquizada y clasista, pertenecían a la élite (es decir, a los órdenes senatorial, ecuestre y decurional) sólo un 0,5% del total de la población del Imperio y en sus manos se concentraba el 85% de la riqueza. El 25% de la población eran personas modestamente acomodadas: sencillos terratenientes, mercaderes, artesanos y médicos, fundamentalmente. El resto eran pobres, es decir, hombres y mujeres libres que viven al día, sin poder ahorrar ni invertir, y cuyo primer objetivo económico y psicológico no es prosperar, sino sencillamente sobrevivir; su forma de vida estaba, pues, orientada a la subsistencia, de ahí que los encontremos como mendigos callejeros, arrendatarios, jornaleros, prostitutas y comediantes.

Los olvidados de Roma trata también de los soldados, los esclavos, los libertos, las mujeres, los gladiadores y los bandidos, aportando siempre interesantes datos que el autor ha entresacado, ya lo dijimos, de inscripciones, papiros y literatura popular (fábulas, libros de magia, de interpretación de sueños, literatura cristiana). Su lectura es más que recomendable.

Pues bien, a partir del rico puñado de fuentes que Robert C Knapp cita en su libro Los olvidados de Roma, los alumnos de Latín de 4º ESO del Sapere Aude van a realizar esta semana una interesante actividad didáctica cuyo objetivo fundamental será la lectura y la reflexión sobre la vida de los “olvidados”de Roma mediante la elaboración creativa de los datos recabados en los textos leídos.

Más datos sobre esta actividad, que titularemos "Voces petrificadas" serán publicados en una Entrada del miércoles 14.

Ahora algo de información interesante.

Sobre los gladiadores, Knapp nos dice (pág 254-268) que se trataba bien de esclavos o bien de voluntarios libres obligados por contrato durante un tiempo determinado (a este tipo de gladiador se le llamaba auctoratus). Aunque gozaban de la admiración popular, el ser gladiador auctoratus (es decir, libre voluntario) conllevaba un estigma (la infamia), el mismo que la profesión de prostituta, proxeneta, lanista (mercader de gladiadores) o encargado de pompas fúnebres. Si el auctoratus es liberado no alcanza la ciudadanía romana, a diferencia del caso del liberto.



Llama la atención cómo para un hombre del común recurrir al amparo de la ley no es tarea fácil y, seguramente, inútil. Efectivamente, el recurso a la ley es caro y ayuda a los poderosos, así que el hombre corriente desconfía de los tribunales. El sistema legal era corrupto y poco eficaz, y estaba en manos de las élites. Sin policía ni protección, comerciar con objetos robados era fácil. La multitud se tomaba la justicia por su mano cuando se sorprendía a ladrones y criminales, de manera que no eran raros los linchamientos y tumultos. Las autoridades se mostraban pasivas en estos casos y dejaban hacer pues se consideraba que palizas y violencia tenían el valor de castigo ejemplarizante. En este contexto, el individuo se autoprotegía, casi siempre con la ayuda solidaria de sus iguales pero no, desde luego, de los poderosos.


Sobre los soldados, el libro de Robert C Knapp informa (pág. 183-217) de que sus condiciones de vida eran mejores que las del resto de “invisibles", pues comían mejor, tenían más higiene y por tanto, padecían menos enfermedades, y tenían la posibilidad de cierta movilidad social.


Ahora bien, el legionario no poseía otra familia que la legión, pues desde una ley de Augusto hasta los tiempos del Emperador Septimio Severo les estuvo prohibido casarse mientras eran soldados. Tenían una jubilación garantizada que se les iba retirando de la paga. En resumen, en una sociedad insegura económicamente e inmovilista ser soldado era una buena opción para un joven sin grandes posibilidades en casa. Además, en caso de tener problemas con la ley, la condición de soldado era ventajosa, pues posibilitaba eludir problemas legales ya que los legionarios sólo podían ser juzgados por tribunales militares y estaban exentos de ser torturados, entre otras ventajas.

Es muy recomendable leer el capítulo final del libro titulado "Discurso de despedida" (pág. 293-295). Allí se sintetiza con gran provecho para el lector las características fundamentales de los hombres corrientes del Imperio romanoDifieren de la élite; su relación con esclavos y libertos es estrecha; participan en negocios y asuntos legales con grandes riesgos de su hacienda e incluso de su integridad física; se ven perjudicados por los superiores y son duros con los de inferior condición; participan en elecciones votando; viven en la calle y participan activamente en fiestas y diversiones cívicas comunitarias; se agrupan; se defienden por si mismos sin grandes esperanzas en la ayuda de la administración; confían en la superstición, la magia y la religión para dar sentido y controlar su desafiante mundo.