JORGE LUIS BORGES - Endimión en Latmos (HIstoria de la noche, 1977) Yo dormía en la cumbre y era hermoso Mi cuerpo, que los años han gastado. Alto en la noche helénica, el centauro Demoraba su cuádruple carrera Para atisbar mi sueño. Me placía Dormir para soñar y para el otro Sueño lustral que elude la memoria Y que nos purifica del gravamen De ser aquel que somos en la tierra. Diana, la diosa que es también la luna, Me veía dormir en la montaña Y lentamente descendió a mis brazos Oro y amor en la encendida noche Yo apretaba los párpados mortales, Yo quería no ver el rostro bello Que mis labios de polvo profanaban. Yo aspiré la fragancia de la luna Y su infinita voz dijo mi nombre. Oh las puras mejillas que se buscan, Oh ríos del amor y de la noche, Oh el beso humano y la tensión del arco. No sé cuánto duraron mis venturas; Hay cosas que no miden los racimos Ni la flor ni la nieve delicada. La gente me rehuye. Le da miedo El hombre que fue amado por la luna. Los años han pasado. Una zozobra Da horror a mi vigilia. Me pregunto Si aquel tumulto de oro en la montaña Fue verdadero o no fue más que un sueño. Inútil repetirme que el recuerdo De ayer y un sueño son la misma cosa. Mi soledad recorre los comunes Caminos de la tierra, pero siempre Busco en la antigua noche de los númenes la indiferente luna, hija de Zeus |
miércoles, 16 de diciembre de 2015
Latín II (2º BCHTO) Unidad Didáctica 6
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