sábado, 11 de abril de 2015

Circe con falda escocesa y Odiseo con un remo al hombro

Los alumnos de Cultura Clásica del Sapere Aude continúan leyéndonos la Odisea de HomeroAhora es el turno de Carlos Tagarro y Ramón Gómez Matamoros, que ponen voz a Ulises cuando relata su llegada a la isla de Eolo, dios de los vientos, tras escapar del terrible (y ahora ciego) cíclope Polifemo. Además nos leerán cómo Eolo deja marchar a Ulises y a sus hombres tras hacerles entrega de un odre que contenía los vientos contrarios y cómo, por la estúpida desconfianza de la tripulación, se ven empujados de vuelta a la isla Eolia cuando ya tenían Ítaca ante los ojos. Después de seis días de navegación Ulises llegará al país de los lestrigones, que se muestran hostiles y echan a pique todos los navíos griegos anclados en su puerto excepto el de Ulises, que se hallaba apartado en alta mar(*). Con sólo un barco y pocos hombres, Ulises aborda entonces la isla donde mora la maga Circe, quien convierte en cerdos a sus compañeros, mientras él mismo se ve protegido de sus hechizos por un antídoto que le suministra el dios Hermes. Hasta aquí las voces de Carlos, Ramón y Odiseo.


Y no nos olvidamos de desentrañar, con Gilbert Pillot, el código secreto que fue dejando tras de sí el astuto Ulises. Echando un vistazo a nuestra entrada del día 27 de marzo recordaremos la hipótesis defendida por Gilbert Pillot en su libro El código secreto de la Odisea, que es la siguiente: los viajes de Odiseo revelan, de forma críptica, una ruta marítima en el ámbito Atlántico frecuentada por los griegos de la Edad del Bronce en busca de estaño. La propia Odisea aporta los datos necesarios para localizar cada lugar... ¡si adivinas el código cifrado! Y Gilber Pillot cree haberlo hecho.

En Connemara los hombres de Ulises fueron aniquilados por los lestrigones
Según sus deducciones la isla de Polifemo es Tenerife, ya lo dijimos. La de Eolo... ¡la isla de Madeira, al oeste de la costa africana! ¿Y los lestrigones? Este belicoso pueblo de hombres gigantescos se situaría, según Gilbert Pillot, en el macizo de Connemara, costa oeste de Irlanda, y era población celta (gaélica) allí afincada que gestionaba el estaño de la zona en espera de ser transportado hacia el Mediterráneo. El precioso estaño llegaba a Connemara/país de los lestrigones desde las islas de Escocia y desde el archipiélago de las Hébridas que serían, según Pillot, las denominadas "Casitérides", frecuentemente citadas por los historiadores de la Antigüedad y siempre situadas de forma vaga en algún lugar al norte de Galicia.
Castillo de Kisimuk en la isla de Barra (Escocia)

En cuanto a Circe, Pillot encuentra concomitancias con Kirke, la diosa indoeuropea de los animales venerada entre los celtas. Además los iniciados que conocen el código secreto de la Odisea saben que la isla de Circe es la isla de Barra, la última más grande al sur del archipiélago escocés de las Hébridas.

Lugares fríos, lugares inhóspitos.
Y muy lejos todavía de Ítaca.



(*) No pudo dejar de mencionarlo: En el capítulo noveno y final de su libro, Gilber Pillot aventura que Ulises habría previsto el ataque de los lestrigones/ habitantes de Connemara, así que se cuidó de mantenerse alejado; de hecho, Ulises envió a sus hombres a una muerte cierta para quedarse él sólo con el secreto de la ruta atlántica. Por eso regresa a su tierra disfrazado y ocultándose, y no reclama justicia en el ágora, sino que se la toma por su mando dando muerte a los pretendientes de la manera conocida. Y es que, según la interpretación de Pillot, había cometido un crimen contra sus propios hombres y debería rendir cuentas ante sus familias y también ante los socios de la expedición que comandaba. Pillot supone que Ulises tuvo que someterse finalmente a un juicio público en Ítaca y se pregunta si la profecía que Tiresias hiciera a Odiseo en el Inframundo se cumplió finalmente ¿Tras la matanza de los pretendientes tuvo que caminar Ulises, desterrado, con un remo al hombro hasta llegar "a aquellos hombres que nunca vieron el mar, ni comen manjares sazonados con sal, ni conocen las naves de encarnadas proas, ni tienen noticia de los manejables remos que son como las alas de los buques" (Odisea, XI, 123-125)?

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