Para honrar a la musical Euterpe, la musa "muy placentera", presentamos en esta entrada una canción inspirada en Eco y Narciso de la cantautora Christina Rosenvinge.
Se trata de un montaje audiovisual realizado el curso pasado por Nadia El Idrissi, entonces alumna de Cultura Clásica y hoy cursando Latín y Griego en 1º de Bachillerato. Nadia logró el precioso video que aparece más abajo.
Narciso creció conociendo de sí mismo sólo la versión que le deban los demás. Ciertamente, su madre la ninfa Liríope prohibió los espejos a su alrededor al conocer de boca del adivino Tiresias que su hijo alcanzaría una edad avanzada siempre y cuando no se conociera a sí mismo. Vanidoso y cruel, Narciso creció rechazando todo lo que no fuera él, él y él. Él en un sonoro eco interminable.
Se trata de un montaje audiovisual realizado el curso pasado por Nadia El Idrissi, entonces alumna de Cultura Clásica y hoy cursando Latín y Griego en 1º de Bachillerato. Nadia logró el precioso video que aparece más abajo.
Narciso creció conociendo de sí mismo sólo la versión que le deban los demás. Ciertamente, su madre la ninfa Liríope prohibió los espejos a su alrededor al conocer de boca del adivino Tiresias que su hijo alcanzaría una edad avanzada siempre y cuando no se conociera a sí mismo. Vanidoso y cruel, Narciso creció rechazando todo lo que no fuera él, él y él. Él en un sonoro eco interminable.
Narciso estuvo siempre enamorado de sí mismo, incluso antes de verse reflejado en el agua. Por eso rechazó cruelmente a Eco. Y cuando para complacerse al máximo intentó besarse... murió ahogado en su propio beso entre ondas concéntricas que se abrazan a sí mismas. Él en un liquido eco interminable.
¿Y la ninfa Eco? Ella, que no tenía palabras propias y sólo repetía las últimas de Narciso, no pudo ofrecer al egocéntrico lo que éste ansiaba.
¡Para satisfacer a un narciso un pozo sin fondo todavía no basta!
[Texto clásico (versión latina): OVIDIO, Metamorfosis III, 339-510: click]
¡Para satisfacer a un narciso un pozo sin fondo todavía no basta!
[Texto clásico (versión latina): OVIDIO, Metamorfosis III, 339-510: click]
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