viernes, 26 de febrero de 2016

Flecha de oro, flecha de plomo: Apolo y Dafne

Soneto XIII

A Dafne ya los brazos le crecían,
y en luengos ramos vueltos se mostraba;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro escurecían.

De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros, que aún bullendo estaban:
los blancos pies en tierra se hincaban,
y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado! ¡Oh mal tamaño!
¡Que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón porque lloraba!

IMAGEN: Théodore Chassériau. Apolo y Dafne. 1845. 

A LOS ALUMNOS DE LATÍN I EN RECUERDO DE LA CLASE DE HOY
En los cuadros de Chassériau y Waterhouse por fin ella le dirige la mirada...

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