martes, 26 de mayo de 2015

"¡No recuerdes, no seas: cómeme!"

Ante los reyes del país de los feacios, donde le ha conducido la princesa Nausícaa, Odiseo relata sus aventuras en el camino de regreso a Ítaca. El rey Alcínoo invita al huésped desconocido a hablar de sí mismo: "¡Ea!, habla y cuéntame sinceramente por dónde anduviste perdido y a qué regiones llegaste", Odisea, VIII, 572s).

Y Odiseo habla entonces de su viaje (desde el Canto IX del poema hasta el  último verso del XII). "Habiendo partido de Ilión, llevóme el viento al país de los cícones, a Ismaro" (Odisea IX, 39s), dice el héroe. Allí son atacados y mueren muchos de sus hombres. La tormenta obliga a los griegos a doblar el cabo de Malea (sureste del Peloponeso) y acaban por arribar en la tierra de los lotófagos "que se alimentan con un florido manjar". Tras consumir loto, los compañeros se olvidan de regresar al hogar y se niegan a volver a las naves, de modo que Odiseo ha de llevárselos a la fuerza y, obligándoles a empuñar los remos, aleja a sus hombres del lugar.

Un comentario de este episodio muy apropiado para jóvenes nos lo ofrece Carlos Goñi en Cuéntame un mito (ed. Ariel 2001, yo manejo la 5ª edición, de 2007), en sus páginas 147-150. El autor reflexiona sobre el loto y su capacidad de producir olvido provocando que los hombres de Odiseo se "olviden" del regreso, de los suyos y de sí mismos (¡ojo! ¡olvidan su futuro, qué cosa tan rara!). Carlos Goñi cierra el capítulo con un frase que invita a pensar: "A veces, olvidar puede ser un ejercicio saludable, pero olvidarlo todo resulta nefasto". 

Esta relación entre memoria y conocimiento de uno mismo está inspirada en la etimología de la palabra ἀλήθεια, que significa "verdad". En ella aparece la raíz *λαθ- que se halla en palabras como λήθη "olvido" o λανθάνω "estar oculto" (y en latín: lateo "estoy oculto"). En ἀλήθεια vemos que a la raíz le precede la partícula privativa α-, siendo así que (desde el punto de vista etimológico) la verdad vendría a ser lo "no-oculto", lo "no-olvidado".
Quien se deja vencer por el loto se abandona al olvido, deja de conocer, se pierde en la espiral de la mentira, de la ocultación: deja de ser pasado, presente y futuro, deja de ser él.

El lago Leteo ("Olvido") se hallaba en el inframundo griego. Se decía que las almas de los muertos, al beber de él, olvidaban su vida en la tierra. Seguramente porque una vez perdida la memoria, el hombre es ya prisionero de las sombras para siempre. La imagen de la derecha (Inmersión en el Leteo) es un grabado de Gustav Doré (1880) para ilustrar la visión del Purgatorio de La Divina Comedia de Dante Alighieri.

Y ahora oímos la lectura del fragmento en la voz de Nicolás (por motivos ajenos a su voluntad no podemos oír la grabación en la que intervenía su compañero Nacho).

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