Esta entrada del blog quiere ser un recuerdo para los libreros y los libros en la Antigüedad en el "Día de las librerías" que se celebra hoy en España.
Para conocer un poco de este tema, recomiendo el artículo de José Luis Vidal, "Libros, libreros y librerías en la Roma antigua", publicado en el nº 27 de la revista Myrtia (año 2012), págs. 57-71.
Allí aprendemos que en Roma los esclavos llamados servi litterati eran los encargados de copiar libros en papiro. Esto lo hacían a toda prisa para poder así vender el mayor número posible de ejemplares, pues los librarii o libreros hacían gran negocio. Copiar probablemente al dictado y a marchas forzadas ocasionaba con frecuencia gran cantidad de erratas, de las que se quejaban autores y lectores.
El poeta Marcial también las deplora con su acostumbrado buen humor en el epigrama octavo de su segundo libro:
Si qua videbuntur chartis tibi, lector, in istis
sive obscura nimis sive latina parum,
non meus est error: nocuit librarius illis,
dum properat versus adnumerare tibi.
"Si te parece, lector, que en estas páginas
hay cosas o demasiado oscuras o poco latinas,
no es mío el error: las echó a perder el librero
mientras se apresura enumerando versos para ti".
Las primeras tiendas de libros de Roma se remontan a la época de Cicerón y de Catulo (siglo I a. d. C.). Las había en lugares muy frecuentados. En época de Marcial (siglo I d. C), en el populoso barrio de Argileto, que partía del Foro de César y se extendía hasta el Aventino, tenía el librero Atrecto su negocio.
A juzgar por la palabras de Marcial (esta vez en el epigrama CXVII del libro primero), las puertas de la tienda de Atrecto ofrecían carteles donde figuraban los nombres de los autores publicados: ¡Búscame allí, entre ellos!- le dice a un amigo que le pide un libro - No mandes a un esclavo a por un libro mío, pues vivo lejos y en un tercer piso. Lo mejor es que te pases por la tienda de Atrecto para "comprarme":
A juzgar por la palabras de Marcial (esta vez en el epigrama CXVII del libro primero), las puertas de la tienda de Atrecto ofrecían carteles donde figuraban los nombres de los autores publicados: ¡Búscame allí, entre ellos!- le dice a un amigo que le pide un libro - No mandes a un esclavo a por un libro mío, pues vivo lejos y en un tercer piso. Lo mejor es que te pases por la tienda de Atrecto para "comprarme":
[...]
Argi nempe soles subire Letum:
contra Caesaris est forum taberna
contra Caesaris est forum taberna
scriptis postibus hinc et inde totis,
omnis ut cito perlegas poetas:
illinc me pete. +Nec+ roges Atrectum —
hoc nomen dominus gerit tabernae —;
de primo dabit alteroue nido
rasum pumice purpuraque cultum
denaris tibi quinque Martialem.
frente al foro de César hay una tienda
con las jambas todas escritas por aquí y por allá,
para que rápidamente leas a todos los poetas.
Allí búscame. Y no preguntes a Atrecto -
este nombre tiene el dueño de la tienda-;
del primer estante o del segundo te dará,
pulido con piedra pómez y con purpura ornamentado,
por cinco denarios, un Marcial".
para que rápidamente leas a todos los poetas.
Allí búscame. Y no preguntes a Atrecto -
este nombre tiene el dueño de la tienda-;
del primer estante o del segundo te dará,
pulido con piedra pómez y con purpura ornamentado,
por cinco denarios, un Marcial".
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