Cuando, después de aquel día apareció la duodécima aurora, los sempiternos dioses volvieron al Olimpo con Zeus a la cabeza. Tetis no olvidó el encargo de su hijo: saliendo de entre las olas del mar subió muy de mañana al gran cielo y al Olimpo, y halló al que todo lo ve, hijo de Cronos, sentado aparte de los demás dioses en la más alta de las muchas cumbres del monte. Acomodóse junto a él, abrazó sus rodillas con la mano izquierda, tocóle la barba con la diestra y dirigió esta súplica al soberano Zeus Cronida: ¡Padre Zeus! Si alguna vez te fui útil entre los inmortales con palabras u obras, cúmpleme este voto: honra a mi hijo, el héroe de más breve vida, pues el rey de hombres Agamenón le ha ultrajado, arrebatándole la recompensa que aún retiene.
Ilíada 1, 488ss
Autor: J. Auguste Dominique Ingres
Fecha: 1811
Museo: Museo Granet
Tamaño: 327 x 260 cm.
Estilo: Neoclasicismo Francés
Material: Oleo sobre lienzo
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